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TRADERS´ 06.2019
Para su mayor tranquilidad, los inversores deberían
evitar el apalancamiento, pero, sobre todo, aquellos que
todavía no controlan el riesgo operando al contado. Solo
aquellos que obtienen unas rentabilidades constantes en
bolsa pueden plantearse invertir en productos apalan-
cados, aunque siempre siendo conscientes de alto riesgo
que ello puede suponer para su capital.
No discutas con el mercado
Otro error común entre los inversores es echar la culpa
al mercado de sus propias equivocaciones. Pero el
mercado siempre tiene razón. Nunca se equivoca.
Puedes evitar vender una acción que baje, porque pienses
que si no la vendes, no perderás. Pero cuando no te quede
más remedio que venderla y tus pérdidas sean mayores
de lo que podrían haber sido si hubieras salido a tiempo,
solo podrás culpar de ello a tu ego y no al mercado. Los
gráficos ya te lo estaban diciendo. Las empresas valen lo
que valen y ahí no hay error posible.
Al final, los inversores somos los únicos responsables
de nuestra operativa, ya que decidimos en qué valor
entramos, cuándo lo hacemos, cuánto arriesgamos,
dónde ponemos el stop y en qué momento cerramos
la posición. Así que de nada servirá preguntarnos qué
hubiera pasado si tal gobierno no hubiera impuesto
esos aranceles o si el presidente de equis compañía no
hubiera dicho esto y lo otro.
Ante unos acontecimientos determinados, solo nos
queda seguir nuestra estrategia y apechugar con las
consecuencias.
Como dijo Mark Douglas, hay que aceptar de antemano
que el mercado es aleatorio y tanto el autodominio como
la autoconfianza son claves para la supervivencia en el
mundo bursátil.
Por tanto, no discutas con el mercado. Simplemente
aprende a escucharlo y acepta lo que haga.
Ser feliz invirtiendo es ser feliz en la vida
El estrés y la obsesión de algunos inversores en bolsa
no tiene tanto que ver con la actividad inversora en sí
misma, sino con una inadecuada gestión del ego.
Bien enfocada, la inversión a largo plazo representa una
buena oportunidad para aprender a caminar por la vida
con actitud positiva.
La bolsa nos enseña a aceptar la incertidumbre, a buscar
las mejores oportunidades, a medir el riesgo en la justa
medida, a reconocer nuestros propios errores y a ser
objetivos.
Ser feliz en bolsa es posible si se elige el camino del
sentido común y de la sencillez. Esto se traduce en selec-
cionar valores alcistas y en máximos históricos, en pres-
cindir de indicadores que compliquen nuestra lógica, en
cortar pérdidas rápidamente y no esperar a que una mala
acción nos arruine, en dejar correr los beneficios y en no
permitir que el inconsciente tome el control de nuestras
inversiones.
Será inevitable fracasar en algún momento, pero es mejor
fracasar muchas veces perdiendo poco y aprendiendo
que cometer una gran equivocación por haber asumido
un alto riesgo.
Si hacemos bien las cosas pequeñas- diversificar, poner
stops, aumentar el capital invertido poco a poco, etc- las
cosas grandes vendrán solas y, con ellas, la esperada
rentabilidad.
La principal razón por la que un inversor mantiene una acción
perdedora es el amor propio y la incapacidad de reconocer errores.
Otro error común entre los inversores es echar la culpa al mercado
de sus propias equivocaciones. Pero el mercado siempre tiene razón.
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