PerSPectiVaS
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TRADERS´ 09.2018
consternado. Nada de lo que le ofrecían sus súbditos
lograba alegrarle.
Un buen día un tal Sissa se presentó en su corte y pidió
audiencia. El rey la aceptó y Sissa le presentó un juego
que, aseguró, conseguiría divertirle y alegrarle de nuevo:
el ajedrez.
Después de explicarle las reglas y entregarle un tablero
con sus piezas el rey comenzó a jugar y se sintió mara-
villado: jugó y jugó y su pena desapareció en gran
parte.
Sissa lo había conseguido. Sheram, agradecido por tan
preciado regalo, le dijo a Sissa que como recompensa
pidiera lo que deseara.
Sissa, quiero recompensarte dignamente por el inge-
nioso juego que has in-ventado, dijo el rey.
Soberano, dijo Sissa, manda que me entreguen
un grano de trigo por la pri-mera casilla del tablero del
ajedrez.
¿Un simple grano de trigo?, contestó admirado el rey.
EL INTERéS COMPUESTO. LA OCTAVA MARAVILLA DEL MUNDO
¿Qué es el interés compuesto?
Se dice que un día le preguntaron a Albert Einstein cuál era la fuerza más poderosa
del Universo, a lo que él respondió “el interés compuesto”.
El interés simple se refiere a los intereses que produce un capital inicial en un perío-
do de tiempo dado, el cual no se acumula al capital para producir los intereses del
siguiente período. El interés simple generado por el capital invertido será igual en
todos los períodos de la inversión mientras la tasa de interés y el plazo no cambien.
La diferencia entre el interés simple y compuesto es enorme. Es la diferencia entre
lo lineal y lo exponencial.
El interés compuesto en cambio, es la acumulación de
intereses producidos por un capital inicial a una tasa
de interés durante periodos de imposición de modo que
los intereses que se obtienen al final de cada período de
inversión no se retiran sino que se reinvierten o añaden
al capital. En los primeros años, la influencia de la rein-
versión de las ganancias no es muy fuerte, pero en serios
largas de muchos años, su influencia es enorme.
La fabula del rey, el grano y el tablero del ajedrez
Cuando era un niño leí la famosa fábula del rey, el grano
y el tablero de ajedrez, que seguramente me influyó para
aprender unos años después a jugar al ajedrez, aunque
desgraciadamente, tardé muchos más años en recordar y
dar la importancia que se merece al concepto del interés
compuesto.
Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo reinaba en
cierta parte de la India un rey llamado Sheram.
En una de las batallas en las que participó su ejér-
cito perdió a su hijo, y eso le dejó profundamente