por: IG España
El índice director de las bolsas mundiales, el S&P 500 acumula una caída del 24,53% desde los máximos de enero hasta los mínimos anuales generados en junio de este año.
La tendencia a medio plazo sigue siendo bajista, tenemos al indicador MACD cruzado a la baja desde marzo (sin signos de giro), el momentum cruzó cero a la baja en mayo y Coppock lo ha hecho en el mes de julio.
Desde los máximos, ha corregido entre el 38,2% y el 50% de todo el tramo alcista que comenzó en marzo de 2020, para ser exactos, el 50% se sitúa en los 3510 puntos, mientras que el 61,8% está en los 3190.
Lo que hemos vivido ha sido una compresión de múltiplos, la valoración de las empresas sube o baja en función de perspectivas futuras y tipos de interés.
El precio de los activos de renta variable ha caído en bolsa a medida que las previsiones de una alta inflación han anticipado mayores subidas de tipos de interés.
Sin embargo, ahora lo que se anticipa para el futuro serán unos menores beneficios empresariales, a medida que el mercado descuenta la posibilidad de entrar en contracción o crisis económica, derivada de la subida de tipos y de la alta inflación.
Suponiendo un escenario donde la contracción económica fuese en un aterrizaje suave y los beneficios empresariales de las compañías del S&P 500 fuesen de 210 dólares por acción, utilizando el PER medio de los últimos 10 años de 16,9x, el valor del S&P en 2023 podría ser del entorno de 3550 puntos, sin embargo, si los beneficios cayesen hasta los 175 dólares por acción, en un contexto de crisis económica más virulenta, la valoración del índice de referencia podrían ser los 2960 puntos.
Atendiendo al aspecto técnico y viendo que los indicadores siguen bajistas en gráfico mensual, podríamos fijarnos en niveles de eventuales caídas adicionales hacia el entorno de los 3500 o 3200 puntos, como hemos comentado anteriormente en niveles de Fibonacci.
Sólo en el caso de que finalmente no se entrase en recesión y los beneficios por acción fuesen del entorno de 230 dólares, la valoración del S&P 500 estaría en el entorno de los 3800 puntos.
Apple, compañía de mayor peso del mercado norteamericano planea ralentizar la contratación y el crecimiento del gasto el próximo año en algunas unidades para hacer frente a una posible desaceleración económica, con lo cual, el escenario más probable es que la economía se resienta a nivel mundial.
En este contexto de mercado bajista para 2022, y en el mejor de los casos lateral para los principales índices, con una inflación que continúa elevada, la estrategia para estar más tranquilos de cara a final de año será probablemente la de posicionarse en sectores defensivos. Compañías como las utilities pueden ser un refugio en Europa. Entre ellas, tenemos compañías como Acciona, Red Eléctrica, Solaria o Naturgy dentro del Ibex 35.
En este complicado entorno, repuntes en los precios de los índices podrían ser aprovechados para buscar coberturas en sectores cíclicos que se ven más perjudicados en momentos de crisis económica, en ese sentido, puede ser una buena idea hacer estrategias de pares: largos en utilities y cortos, por ejemplo en bancos.